sábado, 10 de febrero de 2007

Como el sol cuando amanece

La sensación que produce el último examen del cuatrimestre no debe de ser muy distinta de la que se tiene el último día de cárcel, o al regresar del frente. Uno espera que lo invadan la euforia y un sentimiento de libertad a lo William Wallace, pero nunca se cumple la expectativa. La euforia llega amodorrada, y la libertad, de pronto, ya no parece tan útil. Tras semanas de estrés y adrenalina, se vuelve muy difícil recordar todas las cosas que deseabas hacer en cuanto tuvieras tiempo. Solo te apetece echarte en el sofá y ver la tele... para siempre. Creo que es a lo que llaman “las secuelas”. Si William Wallace hubiera conseguido la libertad antes de que lo desmembrasen, seguro que habría vuelto a su casa y habría puesto el diario de Patricia.

Por suerte, las circunstancias han impedido que esta vez me sumiera en mi letargo post-examen. Lulú, su prima y Maya, asistían a unas charlas sobre asperger, en la facultad de derecho. Después de examinarnos, Roger y yo habíamos quedado en hacerles una visita, durante el descanso de las charlas. Como ellas salían más tarde que nosotros, nos fuimos al Corte Inglés para hacer tiempo. Estuvimos mirando la zona de ordenadores y electrónica (que quede bien claro lo machos que somos). Tengo la sensación de que los vendedores, en las tiendas, casi nunca me ven como a un posible comprador. Es como si llevara los números de mi cuenta corriente impresos en la frente. Hoy nos miraban especialmente atravesados; creo que la desconfianza de sus miradas es directamente proporcional a la longitud de mi pelo. Normalmente, me gusta presumir del poco dinero que tengo, pero hoy me he sentido un poco miserable. He soltado un par de frases del tipo “entonces, ¿cuál nos quedamos?” o “éste no parece de alta resolución, es demasiado barato”. Ni con esas se nos han acercado a intentar vendernos algo. Fastidia eso de que te juzguen a primera vista... sobre todo cuando aciertan.

El encuentro con las chicas fue agradable. Me pareció “muy universitario”. Me gustó ver a Lulú en su faceta profesional, rodeada de colegas psicólogos. Allí debía de haber unos quinientos especialistas (no sé si habrá asperger para todos).

Maya me dijo que había estado intentado ponerme un comentario en el blog, pero que no podía porque le fallaba la página (por favor, si a alguno le pasa lo mismo que añada un comentario para avisarme). Teniendo en cuenta mi adicción a los comentarios, esto ha supuesto un desagradable revés. Mi fe en la tecnología se tambalea. Para compensarlo, me han dado patatas fritas y un trozo de chocolate, así que he dejado de llorar.

El descanso de las charlas ha durado muy poco, y enseguida han tenido que volver a clase. Al llegar a la puerta del aula magna, ellas han seguido caminando y yo me he quedado haciendo el numerito del mimo que pone las manos en un cristal, a modo de despedida... De un solo vistazo, los quinientos psicólogos de la sala me han diagnosticado estupidez crónica.

¡Vaya, por mucho que me esfuerce este post sigue sin tener ni pies ni cabeza! A estas alturas ya debería estar aproximándose la reveladora conclusión, que unificase las anécdotas y le proporcionara al texto un sentido global, haciendo patente el hilo conductor. No me pidáis más, acabo de salir del último examen. Me voy a hibernar.

(Porcentaje de realidad: 93%)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo menos no te has encontrado los saltos de natación en la tele, que yo, cuando acabo los exámenes de junio pongo la tele y ahí están, pa que me enganche. No se me ocurre un deporte más tonto y más aburrido pero ha habido años que lo he seguido durante tres o cuatro días, buscando su hora en el teleprograma y hasta reconociendo a los participantes. Sí, sí, el chino ese es buenísimo, nunca salpica, que lo vi en las rondas clasificatorias para semis sincronizadas desde 5 metros.

Bueno, deja a tu cerebro que descanse con lo que sea. O, mejor ponte ahora mismo a mirar portátiles que me hace ilu.

Anónimo dijo...

Voy a intentar subir un comentario para subirte el ánimo y para decirte: "Enhorabuena, ya te darás cuenta de que eres libre". Este estado de querer sólo ver la tele creo que dura sólo hasta que te das cuenta que has terminado de verdad, que no te tienes que sentar a estudiar obligatoriamente porque hay un examen inminente. Lo malo es que esa sensación a veces dura demasiado y se solapa con la "vuelta al lío". Así que cuanto antes te des cuenta, mejor. (oye, por qué no se dice "cuando antes"??jeje)

Maya

motagirl2 dijo...

pues...
a mi tambien me ha pasado lo de final de examenes. He acabado y me he encontrado pensando "y ahora... que hago?" T_T

Anónimo dijo...

Señor, que envidia más poco sana me dais todos.
Yo hoy he hecho el peor examen del mundo mundial y aún me quedan dos más.

En fin, ¿Soy la última que acaba de todo el universo bloggeril?

Dolor...

Arioch dijo...

Yo acabo el viernes y como me habrá sabido a poco me buscaré algún examen más fuera de la carrera. Masoquista que es uno. :P

Esta vez no voy a tener ni tiempo para la modorra post-exámenes. :/

Unknown dijo...

Felicidades por tu nuevo dia libre. A hibernar se ha dicho!!Besos.

alberdigital dijo...

Roger: uy, sí, extraña época la de los saltos de natación.

Maya: ¡gracias! Sí, es lo que tiene la libertad, la felicidad y todas esas cosas que no existen de puro efímeras. Intentaré alcanzar la plena consciencia de mi estado al menos unas horas antes de que empiece el siguiente cuatrimestre

chú: ¿has insultado al profesor en el examen? ¿No? entonces tranquila, aún no has hecho el peor examen del mundo mundial (y no te preocupes por la envida, no me molesta :P)

r. marmol: ¿exámenes fuera de la carrera? ¡qué valor, criatura! ¿no será el de conducir?

angeldelasmil: a hibernar como osos, ya te digo.

Waiting for Godot dijo...

Yo no sé esa idea absurda de mucha gente por llenar sus días con cosas que los demás consideran importantes, en el Diario de Patricia he visto cosas increíbles que no encuentro ni en el parque leyendo un libro porque espanto al mundo y ni Dios se acerca!
:)