Bicicletas, cables y un ataúd
El día de ayer fue muy completo (es lo que suele ocurrir cuando uno no estudia en todo el día). Nada más levantarme, vi el maravilloso sol brillando en la ventana, llenando de luz y alegría mi cuarto, y pensé...
-¡Mierda, se me olvidó cerrar la persiana!
Cerré la persiana y dormí un par de horas más (a mi el cambio de horario me la repanfinfla). Cuando volví a levantarme, abrí la persiana de nuevo y vi el maravilloso sol brillando en la ventana (otra vez) y pensé:
-¡Qué día más soleado! (Sí, soy bastante obvio).
Así que llamé a Lulú y a Roger y los tres nos fuimos a recorrer con las bicis la desembocadura del Guadalhorce. Es una especie de "mini-parque natural". Hay guardas para echarte la bronca si molestas a los pájaros, pero ha sido devorado por la ciudad hasta tal punto que es más fácil encontrar edificios que árboles.
Pero, si consigues hacer oídos sordos (y ojos ciegos), y te haces a la idea de que estás en el campo... ¡es un lugar precioso! Me sentía como deben de sentirse los que salen en la caja de las galletas Digestive, corriendo por un campo de trigo dorado. Y Lulú estaba preciosa en su bicicleta, con el pelo ondeando al viento y los pantalones de talle bajo haciendo de las suyas. Mmm, era todo tan idílico... exceptuando, claro está, cuando aquel estúpido pájaro le cagó a Lulú en la mano (se creen que pueden hacer lo que quieran por pertenecer a una especie protegida, grrr).
Bueno, y tampoco fue precisamente idílico...
El sillín.
El maldito sillín.
Mi pobre retaguardia me duele como si me hubieran empalado... Pero, no contentos con el dolor conseguido, Lulú y yo decidimos repetir la excursión por la tarde, esta vez acompañados de Lahermanadelulú y su sobrino. Puede que las secuelas sufridas por mi coxis sean ya irreparables. No sé quién diseñó ese sillín, pero está claro que no pertenece a mi especie. Yo creo que es un problema de incompatibilidad: intentar sentarse en él es como intentar enchufar un mp3 en la alcachofa de la ducha.
Después de comer, estuvimos echando una mano a Lahermanadelulú, que tenía que enviar un e-mail a un amigo. Quería despedirse poniendo “¡A ver si nos vemos en la piscina!”, aludiendo a que ambos se han apuntado a las mismas sesiones de natación. Sin embargo, había utilizado el “a ver” poco antes en el mismo texto, y no quería repetirse, así que todos nos pusimos a buscar un sinónimo. ¡Descubrimos que es imposible! Resulta que “a ver” es la expresión más sofisticada de toda la lengua castellana. La única forma que se nos ocurrió de dar a entender el mismo significado fue sustituir:
“A ver si nos vemos en la piscina. Un beso.”
por:
“Creo que es probable que nos encontremos en la piscina, y realmente deseo que eso ocurra, aunque es un deseo puramente amistoso, sin insinuaciones sexuales. Además, no tengo ninguna intención de quedar contigo formalmente para encontrarnos allí, porque no me apetece tanto verte, aunque pretendo seguir cayéndote bien. Un beso.”
Después de mucho meditarlo, decidió despedirse poniendo “Adiós”.
Por la noche, cené a toda velocidad y me fui a ayudar a mi primo Lucky a transportar su nuevo teclado desde el coche hasta su cuarto. ¡Había ido nada menos que a Toledo para comprárselo! Eso es amor por la música y lo demás son tonterías. La caja, que pesaba unos cincuenta kilos, tenía unas dimensiones y un aspecto que recordaban claramente a un ataúd de niño. Bueno, yo no digo nada. Si mi primo dice que es un teclado, pues es un teclado.
Y, para acabar el día, nos fuimos a echar una mano a Maya (que ahora es nuestra vecina): se le había parado el coche en mitad del pueblo. Allí fuimos Lucky y yo, con unos cables que me había prestado Lulú, para echarle unos voltiejos a la batería. En realidad no sabíamos si el problema estaba relacionado con la batería o no, pero nosotros practicamos la mecánica al estilo de los psiquiatras de los años cincuenta: todo lo arreglamos con electroshocks. Por desgracia, resultó muy evidente que la avería iba por otros derroteros, y no pudimos soltarle la descarga. Qué lástima, me habría encantado.
(Porcentaje de realidad: 93%)
7 comentarios:
Oye, tengo que probar lo de enchufar el mp3 en la alcachofa, porque con la acústica que tiene la ducha sería la manera perfecta de lavarse con música!a ver si lo pruebo (quiero decir: no sería mala idea probarlo aunque lo más seguro es que no lo haga)
y gracias de nuevo
;)
Eso me pasó a mi el otro dia en plena facultad. Mi querida madre decidió llevarme a la universidad a cambio de que luego me fuera con ella a un centro comercial.
Después de mis prácticas con cadáveres, salí y justo al intentar irnos de allí el coche se quedó OFF. Estuvimos como tres cuartos de hora preguntandole a gente que pasaba por allí esporádicamente si tenían pinzas para la batería, hasta que al rato un hombre - muy majo, por cierto (gracias)- me vio empujar un coche cuesta arriba y se acercó y me dijo si necesitaba ayuda.
Rezaré por él.
jeje se te lee muy contento, que aproveche ;-D
(el 7% de irrealidad... hmm, déjame pensar... ya está: lo del sillín! en realidad te gustó :P)
Hey tio ¿a que no sabes quien soy? Pues si, dormimos juntos... en el mismo cuarto. El caso es que, aunque no salgo en este post, te dejo un comentario porque es el último, y el unico que vas a mirar si tiene comentarios... Me ha dado por hacer un blog asi que meteté aquí y ya puedes lincarme :D http://edulargosantos.blogspot.com/
Yo descubrí para qué sirve el sillín de una bicicleta hace tiempo: para no sentarse en él.
Pero bueno, podrían ser peores. Podrían no venir con el asiento. :S
Maya: puedes hacerlo pero, por favor, ¡no abras el grifo!
Chú: eso no era cosa de la batería: Dios te castigaba por jugar con los muertos.
pola: grrr :P
el rubio alto de los pelos: jeje, mooola.
r. mármol: aaargh... aunque la verdad, no sé si sería peor que no tuviera asiento. Mi sillín es como un anzuelo. En fin, no doy más detalles.
Jajajjaa, qué facilidad tienes para hacerme reír, me siento tonta!
:)
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