viernes, 9 de marzo de 2007

Ruines pensamientos

Yo estudiaba para ingeniero superior de telecomunicaciones (5 años) en Málaga, pero al final me rendí y me pasé a ingeniero técnico (3 años). Como muchos ya sabréis, la carrera de ingeniero de teleco en la Universidad de Málaga es una monstruosidad. Las listas de aprobados acostumbran a estar casi vacías, y los años que necesita un alumno medio para acabar crecen hasta convertirse en un despropósito. Yo era el alumno medio. Sin embargo, tuve un par de amigos en los primeros años especialmente espabilados y trabajadores, que finalmente lograron acabar la carrera en el plazo oficial.

El caso es que, de vez en cuando, me encuentro a algunos de esos amigos. Y me avergüenza mucho tener que reconocer que me aterran esos encuentros. Sacan lo peor de mi mismo. Los amigos de los que os hablo eran amables, simpáticos y buenos compañeros pero, cada vez que les veo, siento unas espantosas tentaciones de estrangularlos. Me dan envidia, y no soporto que hayan conseguido lo que yo no pude, en igualdad de condiciones.

Así es: yo me creía una buena persona y, sin embargo, he acabado teniendo los más rastreros pensamientos. No soy comprensivo, ni razonable, ni coherente. Mis sentimientos recorren todo el espectro de lo ruin. Por ejemplo, me haría muy feliz que las cosas les fueran peor.

De pequeño siempre pensé que sólo los malos eran capaces de desarrollar tales sentimientos. Sin embargo, ahora me resulta imposible verme a mi mismo como un villano. Me he autoconvencido de que no hay nada de malo en tener sentimientos crueles, mientras uno acabe actuando de la forma correcta.

¿Cuál es la moraleja de esta historia? ¿Qué la rectitud no está en los pensamientos, sino en los actos? ¿Que todos los villanos creen estar haciendo lo correcto?

Puede que, después de todo, no sea una cuestión de bondad o maldad. No creo ser más responsable de mis actos que de mis sentimientos. A lo mejor todo es culpa de la evolución de las especies: los individuos que sienten rabia contra los machos dominantes tienen más posibilidades de destronarlos, hacerse con las hembras y pasarse el resto de sus días copulando como locos.

Seguiré dándole vueltas. Al final encontraré una justificación para mis sucios sentimientos… una que me permita seguir creyendo que soy el héroe de esta historia.

Un abrazo, nos vemos en el lado oscuro.

(Porcentaje de realidad: 85%)

8 comentarios:

Pola dijo...

Si el fin es acabar copulando como locos,los medios están ampliamente justificados

(ehm... esto es lo que pasa cuando comentas antes del segundo café de la mañana)

Arioch dijo...

Ay, qué malo es eso de la conciencia. :P

Es como el ángel y el demonio que aparecían en los dibujos animados y aconsejan al desdichado esquizofrénico que los ve.

En este caso el que pensaba eso era el demonio, el que ha escrito esta entrada es el ángel. ;)

Al final, yo creo que lo que importa es a cuál de los dos hagas caso. :P

P.D.: Curiosamente esta mañana iba reflexionando sobre esto a partir de un personaje de la serie Héroes que puede leer las mentes. ¡Mi peor pesadilla! :S

Anónimo dijo...

aaay que mala es la envidia, pero que vamos a hacer si tenemos que convivir con ella?
Desea un té? Adelante adelante, póngase cómoda que ésto va para largo.

Waiting for Godot dijo...

Supongo que la envidia no es mala a menos que le desees mal al otro, no quiero sonar como una de esas buenas de las películas, pero supongo que es parte del proceso aceptar tus triunfos sin mirar a los demás, porque a medida que los años pasan, son otras cosas las que realmente importan. Compararse con los demás no es bueno, sólo demuestra inseguridad en nosotros mismos, ellos no son superiores a ti por eso,nadie es superior a nadie.
Un beso!

Anónimo dijo...

A mí me sucede algo parecido. No en cuanto a la carrera, sino a lo que cada uno hace ahora. Cuando me encuentro con compañeras que han aprobado las oposiciones, por ejemplo. Y yo soy incapaz de abrir el temario por pereza, por pura desidia. Me asalta ese sentimiento putrefacto: "si tenían faltas de ortografía, si no sabían distinguir a Góngora de Cernuda, si creían que 'Cien años de soledad' lo había escrito Cela..."

En fin, supongo que todo se reduce a la envidia. Y yo actúo de manera correcta, como tú, porque no me dejo llevar por ese sentimiento ruiz y mezquino. Porque si lo hiciera, acabaría despidiéndome de ellas diciendo: "a propósito, supongo que a estas alturas sabréis que 'Cien años de soledad' la escribió García Márquez, ¿verdad?"

Es el triunfo pírrico, pero a mí me sirve, aunque jamás me atreva a decirlo.

Un besito, Alberto

Unknown dijo...

cuando llegamos a la raiz de sentirnos de esa manera extraña, es ucando podemos dejar de sentir asi.
Besos.

alberdigital dijo...

pola: nada de disculpas, no podías haberlo expresado mejor.

r. marmol: no se yo... por lo que he podido averiguar, mi ángel es un alcohólico exconvicto, con tendencia a las bromas de mal gusto. ¡A lo mejor, él y mi demonio se han cambiado los papeles!

chú: pero, ¿cómo se te ocurre ofrecerle té a la envidia? ¡Es su bebida predilecta! (Siempre pintan a las amas de casa envidiosas tomando té en las películas). ¡Ahora nunca se irá de tu casa!

waiting for godot: ya te digo que demuestra inseguridad... y creo que tienes razón en casi todo salvo que... ¡Cary Grant sí era superior!

anónimo: Ay, ay, así es la vida... hay gente que todavía va por la vida sin saber que el Quijote lo escribió Julio Verne, o que 'El Lazarillo de Tormes' lo escribió Anónimo. Por cierto, que acabas de descubrirme la expresión "triunfo pírrico" y me ha molado, creo que la voy a usar a menudo. Un abrazo, prima.

elangeldelasmilvioletas: sí... pero lo importante es ir echando la tierra a un lado, a medida que escarbamos en busca de la raíz. ¡Porque, de lo contrario, puede que cuando lleguemos nos hayamos enterrado vivos!

Waiting for Godot dijo...

Totalmente de acuerdo, como se me pudo pasar Cary Grant? Debe ser tanto Ron que he bebido últimamente. :)