domingo, 10 de febrero de 2008

La especialidad de Sebastián

Sebastián L. Márquez estaba convencido de ser especial. No sabía cómo ni por qué, ni tenía habilidades fuera de lo normal que le dieran un indicio, pero albergaba la certeza de que grandes cosas le estaban reservadas. Lo cierto es que el chico no tenía un plan para triunfar -no lo estaba buscando-, no escribía novelas, no tenía oído para la música, ojo para la pintura ni gusto para la ropa. Solo sabía usar el ordenador para ver los e-mails, y no tenía la menor idea de política. En el fútbol del recreo lo escogían el último y le ponían de portero. No se lavaba los dientes porque le daba pereza, se le colaban faltas de ortografía, tartamudeaba y llevaba camisetas con el dibujo cuarteado. Nadie habría apostado un chelín por el pobre Sebastián (ni siquiera los que saben cuánto es un chelín). La gente solía tomarle el pelo diciéndole: "¿Sebastián, ya te comiste el mundo?"... Pero el se hacía el sordo y conservaba su fe.

Y de pronto un día, contra todo pronóstico, ocurrió:

Sebastián se dio cuenta de que estaba equivocado.

Por suerte, fue el mismo día que una chica le metió la lengua en la boca por primera vez, y la tremenda decepción de comprender que su futuro, después de todo, sería vulgar le pareció una chorrada de lo más insignificante.

(Porcentaje de realidad: 50%)

5 comentarios:

Laura dijo...

ya-era-hora.

Ozymandias dijo...

Como leas el proyecto y no me avises...te crujo. Supongo que cuando leas estarás más libre y podremos quedar con la peña como te dije. Nos vemos

Anónimo dijo...

Pobre Sebastián, se está haciendo mayor y acaba de darse cuenta... en fin, ya le llegará la hora, más bien pronto con los tiempos que corren, y tendrá la oportunidad de vulgarizarle él mismo la vida a alguna pobre chiquilla metiéndole algo que no es la lengua y que seamos francos, tampoco se le parece, en algún lugar no menos íntimo que la boca.

alberdigital dijo...

chú: ¡ala! Mira quien habla.

ozymandias: je, je, no te preocupes, soy cobarde pero no tanto como para no avisarte.

anónimo: mmm... ahora que lo dices, eso de "los tiempos que corren", mirado con la mirada sucia suena fatal...

Anónimo dijo...

No, si el que mira con mirada sucia ve suciedad en todas partes. Ahora, si esa expresión te ha parecido lo más fuerte del comentario... es que no tienes la mirada tan sucia como quieres hacer creer.
Una última cosa... ¿qué es eso de aventuras de mi olla en camboya? Eso sí suena fatal... Por muy limpia que tengas uno mirada nadie piensa en una olla como utensilio de cocina, ni en Camboya como un país.
O a lo mejor tú sí, Malvado ventrílocuo